El proceso de paz que conocí
- Javier Trespalacios

- 2 mar 2017
- 8 Min. de lectura
Actualizado: 5 sept
Por buenas cosas de la vida, tuve la suerte de participar en foros europeos sobre el proceso de paz en Colombia, eventos realizados antes del referéndum para ratificar los acuerdos de paz.
Yo no he sido un Santista, pero considero que Juan Manuel Santos fue el candidato presidencial mejor preparado para asumir la presidencia, por su experiencia como ministro en múltiples carteras y en diferentes gobiernos. Sin embargo, me desconcierta que, pese a ello, su mandato no haya sido exitoso.
Con respecto al proceso de paz, no estaba completamente de acuerdo, ya que me oponía firmemente a la concesión de "amnistía" a los terroristas de las FARC. Mi indignación aumentaba cada vez que veía en la televisión o en Facebook imágenes impactantes, como la del collar bomba, entre otras. En cierta medida, compartía algunas de las críticas negativas que circulaban constantemente por mensajería acerca del proceso de paz.
En marzo de 2015, tuve la fortuna de ser invitado como observador "familia Miranda", al Foro por la Paz en Colombia que se llevó a cabo en la ciudad de Madrid. En este evento, se encontraban expertos internacionales en conflictos que también fungían como asesores del gobierno de Santos, contribuyendo a fijar cómo debía ser este proceso de paz.
Foro por la paz en Colombia, Madrid (foto: Javier Trespalacios)
El evento tenía un ambiente relajado que facilitaba conversaciones con cualquier participante. Tuve la fortuna de escuchar a representantes de las víctimas del conflicto, así como a destacadas personalidades: Jonathan Powell, jefe británico de las negociaciones con Irlanda del Norte; Joaquín Villalobos, excomandante de la guerrilla salvadoreña y signatario del acuerdo de paz de El Salvador; Felipe González; Juan Manuel Santos; el juez Baltasar Garzón; otros; y Shlomo Ben Ami, académico especialista en temas de paz, exministro israelí de Relaciones Exteriores y Seguridad Pública, negociador en Camp David y y autor de numerosas obras académicas sobre la materia.
Este evento me permitió descubrir otros matices de la paz al observar lo sucedido en otras partes del mundo.
Durante el evento, mi pensamiento comenzó a cambiar a medida que escuchaba las diversas experiencias de conflictos en las que estos expertos habían participado. Todos concluían sus intervenciones reflexionando sobre cómo sería Colombia después del proceso de paz.
A medida que transcurría el foro, comencé a tener un sentimiento amoroso por el proceso de paz. Mis ojos brillaban, comencé a sentirme cómodo y sentí admiración por Juan Manuel Santos y su buena idea de buscar grandes asesores. Por un segundo, soñé con un futuro en el que Colombia sería una Noruega o una Suiza, y los colombianos serían asesores de los próximos conflictos en el mundo, llevando en el pecho que Colombia realizó el mejor proceso de paz de todos los tiempos.
La socialización del proceso de paz a través de estos expertos mundiales me hizo percibir el proceso de paz en Colombia como una verdadera obra de arte.
El evento contaba con excelente café, detalle que siempre invita a prolongar la estadía. Tenía programadas citas de trabajo con el General Naranjo y el Ministro Iragorri para presentarles proyectos de desarrollo sostenible en Colombia para el posconflicto. De manera informal conversé con el señor Villalobos y mi interés en utilizar el desarrollo sostenible como eje para la restitución de tierras, tema que poco entendía, pero marcó la conversación con lo que pasó en El Salvador. También intercambié palabras con el señor Santos, quien lideraba este proceso de paz, así como con su hijo. Al finalizar el evento, me encontré cara a cara con el señor Shlomo Ben Ami y sostuvimos una breve conversación. Él sugirió que nos moviéramos hacia un lado, pues todas las personalidades estaban a punto de salir y la seguridad nos pediría que nos retiráramos.
Javier Trespalacios y Shlomo Ben Ami en Madrid (foto: Javier Trespalacios)
El exministro Ben Ami comenzó a explicarme qué era la paz como si fuera un estudiante de preescolar. Luego, el profesor pasó a proporcionarme más detalles y definió todo como si fuera una ecuación diferencial "tocando mi fibra de ingeniero". En un acento extraño pero agradable, me dijo: "Javier, todos los ojos del mundo están puestos en este proceso de paz, porque de él se espera obtener una metodología que ayude a solucionar otros conflictos en el planeta". Me dije a mí mismo: "¡Huy! Esa fue una de mis conclusiones del foro. ¿Qué más podría esperar?", mi amor por el proceso creció aún más.
El señor Ben Ami mencionó que lograr la paz es más complicado porque tiende a dividir a las naciones, mientras que la guerra tiende a unirlas. Él enfatizó este punto usando varias expresiones. A pesar de que todos desean la paz, no es algo que se obtenga de manera gratuita; siempre conlleva un costo. A menudo, resulta desagradable ver a exguerrilleros ocupando cargos en el Congreso. En todos los procesos de paz realizados en el mundo, los grupos guerrilleros finalmente ingresan a la política, ya que ese es el objetivo final: cambiar balas por votos.
Después de que Shlomo me explicó todo lo que podía decirme, me sentí con la confianza de preguntar: “¿Qué sucede con la justicia, los líderes de la guerrilla y las víctimas?”. Es evidente que todos hemos hablado sobre las víctimas, ya que son el foco central de este conflicto. También me ha llamado la atención que las víctimas parecen ser mucho más comprensivas que la opinión pública en general hacia los guerrilleros. Es importante comprender que los guerrilleros no se entregarán voluntariamente para ser enviados atados a los Estados Unidos, aunque esta idea pueda resultar atractiva para muchos. Aquí es donde debemos buscar un complicado y difícil camino intermedio que no será del agrado de todos, es tan simple “si quieres todo el peso de la justicia no tendrás paz”, este es el gran dilema, y no soy el único que lo plantea; los expertos que han trabajado en estos temas coinciden en que la Justicia Transicional que se aplicará en Colombia podría servir como modelo para otros conflictos.
"Javier", por favor, imagina por un momento que te encuentras en la posición del señor De la Calle. Yo he dedicado mi vida a negociar con terroristas, y en una mesa de negociación siempre hay otra contraparte. El objetivo es conseguir un acuerdo de paz, pero la posición del señor De la Calle es sumamente complicada, ya que ha tenido que tomar decisiones extremadamente difíciles. En la mesa de negociación, "hay un toma y dame", y al final, es necesario llegar a un resultado óptimo que represente lo mejor que se pueda obtener. Aquí no se está determinando el futuro de Timochenko, eso es insignificante, eso es una tilde en la historia de Colombia. Como escuchaste en el foro, el enfoque está en el futuro de Colombia como una gran potencia en el ámbito económico e internacional. Se busca poner fin a la imagen de Colombia como una sociedad violenta, relacionada con el narcotráfico y un país al que nadie quería abrir sus puertas. Debemos centrarnos en lo que sucederá después de este proceso de paz.
Con firmeza, me explicaba que en Colombia no habrá amnistía. En el siglo pasado, se registraron más de 500 casos de amnistía. Un ejemplo cercano lo tenemos en España, donde pasaron de una dictadura sangrienta a una ley de amnistía total, permitiendo a algunos llegar a ser presidentes del gobierno sin enfrentar la justicia. En el caso de Colombia, es modélico, no se contempla la amnistía y se busca la integración de todos los implicados.
Al final, intercambiamos nuestras tarjetas de presentación y nos tomamos una foto. Desde entonces, he profundizado sobre este destacado experto, su trayectoria y experiencia en negociaciones de conflictos y procesos de paz.
Al señor Ben Ami, no le pregunte acerca de los crímenes atroces cometidos por la guerrilla, ya que otro gran experto, como Baltazar Garzón, también asesor del proceso de paz, ya había abordado este tema en su presentación. Garzón reiteró que no habrá impunidad, e hizo hincapié en que existe un precedente con la Ley de Justicia y Paz, donde la pena no se limita únicamente a la privación de la libertad; se buscan alternativas que puedan ser aceptadas por la Corte Penal Internacional (CPI). Además, subrayó que las víctimas desempeñan un papel crucial en el proceso judicial. El juez Garzón mencionó que para la CPI, Bogotá, La Habana y la comunidad internacional, está claro que no habrá impunidad. Insistió en que la justicia no es enemiga de la paz, destacando la existencia de herramientas tanto a nivel internacional como nacional que son aceptables en un proceso de paz como este. Estos mecanismos no solo se centran en la privación de la libertad, sino que también incluyen la restitución, reintegración y reparación a las víctimas, junto con la reparación de la justicia a través de la verdad. Se trata de una pena integral que contempla sanciones severas en caso de incumplimiento. Es importante entender que este no es un proceso de impunidad y paz. En Colombia se implementará una justicia de transición entre el conflicto y la paz, en la que no habrá impunidad.
Yo tuve la suerte de asistir a este tipo de eventos donde, de la mano de expertos en procesos de paz de todo el mundo, pude comprender lo que ha sucedido fuera de Colombia. El proceso de paz que conocí me permitió entender un concepto más avanzado de lo que significa la paz. En mi opinión, "de yo, de mí", uno de los grandes errores del gobierno fue no socializar el tema.
Para entender la paz, es útil recordar esa frase común: “la guerra une a los países, la paz los divide”. Un ejemplo que ilustra esto, similar al de Juan Manuel Santos —quien como Ministro de Defensa dirigió operaciones militares contundentes contra las FARC—, es el caso de Ehud Barak. Este héroe nacional israelí, que se convirtió en el soldado más condecorado del Estado de Israel, llegó a primer ministro precisamente por sus logros militares. Sin embargo, cuando Barak buscó un proceso de paz con la OLP liderada por Yasser Arafat, el desgaste político fue tal que terminó siendo repudiado por el pueblo israelí; paradójicamente, lo que buscaba era la paz.
Lo anterior guarda similitud con lo que ocurrió durante el proceso de paz en Colombia, donde Santos parecía depender públicamente de las acciones perjudiciales llevadas a cabo por las FARC. Por ejemplo, cuando las FARC realizaban ataques a oleoductos, los ecologistas que respaldaban el proceso terminaban odiándolo debido al daño ecológico causado. Acciones como estas desgastaron la imagen de Santos.
Otro elemento que se presentó fue la atención exclusiva del gobierno en el proceso de paz, descuidando otras responsabilidades igualmente importantes en diferentes áreas.
En mi opinión, uno de los grandes errores de Santos fue la falta total de socialización del proceso de paz, dejando que Álvaro Uribe tuviera todo el espacio para desacreditarlo ampliamente. Cuando el gobierno intentó dar a conocer "El proceso de paz que conocí", ya era demasiado tarde.
Para concluir, en mi opinión personal "de yo, de mí", el expresidente Juan Manuel Santos merecía el Premio Nobel de la Paz. Su dedicación para alcanzar un acuerdo de paz en uno de los conflictos más antiguos, quien se mantuvo en pie a pesar de los múltiples contratiempos. Gastó todo su capital político y demostró un liderazgo sólido al rodearse de expertos para la elaboración del mejor proceso de paz. No obstante, es importante señalar que, en lo que respecta a su mandato presidencial, no tengo opiniones positivas.
Al final, hoy creo que no hemos aprendido de la historia, ya que seguimos repitiendo los mismos patrones. Debemos considerar los beneficios de un proceso de paz, lo cual puede ser difícil de percibir cuando se trata de lo que no ha sucedido, como las aproximadamente 2'000 vidas que no se han perdido en este periodo y el sufrimiento que se ha evitado para esas familias. Cometemos el error de pensar que el conflicto permanece igual cuando ocurre un acto militar guerrillero, pero la realidad es diferente. Debemos examinar las estadísticas de víctimas y desplazados y valorar los avances que se han logrado.
Es importante recordar que la eliminación del número uno de las FARC, Alfonso Cano, y la del Mono Jojoy ocurrieron durante el gobierno de Santos. Estos eventos son pruebas que demuestran que no estaba entregando el país a esos terroristas.
Hoy, no sé dónde está “El proceso de paz que conocí”.
JT
Orbe, marzo 2017
Actualización septiembre 1, 2023
El Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) número 16 tiene como objetivo promover sociedades justas, pacíficas e inclusivas.








Ya conoces mi opinión, y no me gusto ese proceso de paz regalado.